martes, 28 de octubre de 2014

Perdedores hermosos

Entra al bar y pide un destilado. Cuenta los sombreros que adornan la muralla que tiene frente a sus ojos. Ya no puede fumar ahí dentro, la ley es rigurosa. Recuerda que todo pasado fue mejor, muchos amigos, los domingos en la cancha, el  sexo seguro. Pero no puede fumar ahí dentro. Sale a la calle. Fósforos sueltos en el bolsillo. Entra. Pide otro igual. En la tv pasan una película de acción. Piensa en él mismo, en la no acción de hace años, en el aroma de  una mujer cualquiera. El espejo de la barra refleja su rostro. Muchas arrugas, mucho bar en la piel. La niña de la cocina es joven y se incorpora a limpiar unas mesas. Piensa en ella, la desnuda en dos pestañeadas. No recuerda su última vez. Orines en el baño.

domingo, 26 de octubre de 2014

Juan XXIII


Cuando estaba en el colegio nunca escribí un poema
Parece que nunca escribí nada
Me sabía muchas canciones, sí
Pero ninguna mía
Había que darle a los balones
 Al sudor desenfrenado
Todo era cancha aunque nunca fui canchero
Cuando estaba en el colegio nunca pensé en mi futuro
Ni el próximo recreo
Jamás ejercité la visión del profeta
Los anhelos estaban anegados por la realidad
No había imaginación
Cuando estaba en el colegio nunca me sentí desorientado
Todos mis sentidos estaban cohesionados sobre mis pies
-Las proyecciones no tienen nada que ver con el sentido Kinestésico-
Por lo demás tampoco jugué a los juegos de azar
Sabía que las cosas vendrían
A su tiempo
Con sus propias características
Cuando estaba en el colegio nunca toque la guitarra
La miraba de lejos
Con la distancia del horizonte
La verdad, nunca quise tocarla

Bueno…
Siego en el colegio
Más tarde entro a mi curso
Jefatura
Segundo medio
Consejo de curso orientación

 Grado Magister

Sueño v/s Sueño


Yo soñé pocas veces en mis noches
Y el sueño llegaba lento casi por obligación
Yo soñé con ese hombre
Semidesnudo
Que se escondía en la esquina de mi habitación
Dentro de un cubo
Vestido con  cadenas que envolvían   su delgadez
Encarcelado en esa esquina
Como una rata humana  privada de libertad
Atada a la parte posterior de mi hipotálamo 
Así
 Mediante el sueño
Conocí lo que era el miedo

Después soñaba para quedar dormido
Para el descanso necesario
En sueños de princesas que besaban mis garabatos
Ensueños idílicos que proyectaban mi egoísmo
Finales felices para acceder al dulce reposo
Hasta la legaña del mañana
Hasta la conciencia del amanecer

El presente no requiere sueños
Ni planificaciones hacia mejoras
El insomnio amigo me abraza en sus visitas
Me ha enseñado a no temerle
Y cuando se requiere descanso
 (de parpados cerrados)
 Automáticamente  caigo en las sombras de la nada
Hasta la legaña del mañana
Hasta la luz
De un nuevo

 Desayuno

lunes, 20 de octubre de 2014

La Coincidencia


Cuando entramos   la habitación esta estaba en silencio, deshabitada, los dos lechos  de plaza y media con sus cubrecamas impecablemente blancos y un gran cojín con bordados dorados, la típica mesilla con ruedas que se manipula a antojo y que sirve tanto para escribir como para comer, la puerta del baño justo en la mitad del recinto y el biombo respectivo que divide y propicia una seudoprivacidad. Nos dijeron que teníamos suerte ya que por lo general en este tipo de servicios una de las dos  camas está ocupada por otro cliente, o podría ser que llegue  en cualquier momento, así que cruzábamos los dedos para poder  disfrutar de una privacidad absoluta  y esperábamos a que no llegue nadie… Una habitación para ellas solas, una maravilla.
El parto había sido normal, todo bien, todo cómodo, nuestra hija en nuestros brazos, las enfermeras a disposición de la madre e hija y, naturalmente para la vista y regocijo del padre - las coquetas enfermeras enferman a cualquiera-. Las dependencias de la habitación clínica estupenda, me sentía un abc uno, caminaba erguido por los pasillos para comprar café o alguna tontera, algún “tente en pié. Las visitas  empezaron a llegar… se abalanzaban como  es de costumbre en estos tipos de acontecimientos… Todos con regalos, todos compitiendo por el mejor presente. La visible felicidad de nuestros padres, hermanos y amigos, todos con sus particulares  sermones y consejos  filosófico-matemáticos…todos opinaban y bendecían. El celular no paraba de sonar, me sentía un protagonista, el principal, la felicidad estaba ahí; una niñita hermosa decían todos, yo objetaba con cariño: “las guaguas no son muy agraciadas que digamos al nacer, después sí que toman forma y se destacan, bueno no todas…”.   Era nuestro  primer hijo, no sabíamos que…
Pesaba el mes de mayo, yo estaba trabajando en dos colegios y por fin con horario casi completo, eso significa, claro está, que las lucas mejoraban en comparación a los años anteriores,  aunque en esta profesión el dinero es un tema limitado.  Ella, la  madre de la maravilla, siempre ganó más dinero que yo, eso hasta ahora, bien por ella y por sus tarjetas de crédito. Ese día, lo recuerdo perfectamente, me llamó al celular el director del colegio donde trabajaba con agrado -el otro colegio, un establecimiento que se jactaba del catolicismo, la solidaridad y la moral pero, paradójicamente  los trabajadores despotricábamos  a diario… un típico caso de cinismo institucional  exacerbado-  y me dice que tiene que entrevistarse urgentemente conmigo, a la brevedad, ahora mismo. A mí me sonó raro el asunto, él sabía que estaba en la clínica por el tema del nacimiento y que me llamara a una “entrevista” era, a lo menos, sospechoso. Me puse los pantalones y con voz de padre de familia le dije que era imposible que fuese al colegio, que me tomé los días que la  ley da para estos casos y punto, se acabó, me quedo en la clínica… No le quedó otra opción que decirme la verdad, y la verdad era que no había ninguna entrevista, los colegas profesores habían organizado una convivencia o vituperio donde se  entregan regalos a los bebes que nacen, se come y se bebe alguna bebida simpática, baby shower le denominan, una mierda de ejercicio pero que a fin de cuentas se agradece por los obsequios. En el colegio este tipo de acciones ya es una  costumbre institucionalizada y nótese que es un colegio laico, pagano dirían muchos;  en el otro colegio, el de la religión, moral y de las buenas costumbres incluso  miraron con recelo el que me haya tomado los días legales para acompañar a la familia y hacer los  trámites, que me correspondían legalmente por cierto...de regalos nada…..ah, sí,  alguna sonrisa falsa.
Esa tarde tomé el auto rumbo al colegio a buscar regalitos. La sensación era extraña, pasaban por mi cráneo muchas imágenes y pensamientos disímiles, el sentido de la paternidad me estaba llegando desde las alturas y causaba sensaciones únicas pero que me impartían cierto temor,  un temor dispuesto a asumir con agrado, con asombro y  cierta ansia. Me preguntaba –aun lo hago y a menudo- quien era esta niña que aparecía en mi vida, quien era esta criatura con el título de  “mi hija” y que no pude nunca imaginar   tener, menos su rostro o su risa, no me daba la imaginación para tal ejercicio visionario, que cosas hará, que talento trae….Impresionante sentir esas cosas, inimaginable e inmensurable sensación.
En el colegio la cosa fue más o menos  prevista,-creo haber participado en un evento similar el año anterior- las felicitaciones, abrazos, consejos, cuanto pesó, cuanto midió…. latas y más latas de palabras con sonrisas que uno nunca sabe si son parte del profesionalismo del colega o una actuación del mismo. Se formó un circulo, todos sentados en una silla mirándonos entre sí,   el vaso de plástico en la mano y en la boca siempre, o con maní o queque. Y se procede a lo  simpático, siempre guiados por el “animador”… a jugar, a cualquier tontera que este decida… Me consolaban los regalos que estaban en una mesa todos apilados, eran varios, la espera valía la pena.
Me devolví al hospital reconfortado y de cierta manera sorprendido por la cantidad de regalos entregados por los colegas, ahí entendí que mis prejuicios son una cosa crónica y siempre desmesurada, y que yo, en el lugar de ellos, hubiese gastado mucho menos dinero en el presente.
 Cuando llegué a la habitación estaba mi mujer acostada con la  niña en brazos tratando de darle pecho. Entro,  y me mira con cierta inquietud y apunta con su mirada haciendo un leve giro del cuello y una mueca con los labios  hacia donde se ubicaba  el biombo,  ahí entendí lo me decía…  escuché voces… habían llegado los vecinos. Fin de la privacidad. Yo venía con muchas bolsas con regalos así que la impresión  de ella al verme fue de sumo agrado y de alguna manera menguó, por lo menos  por un rato, el término de la privacidad en la habitación. En un momento llegué a pensar que podríamos estar solos y que no llegaría nadie. Pero nunca imaginé que las coincidencias  llegaran a tanto.
Siempre he sostenido que los acontecimientos, por buenos, malos, feos, tristes, trágicos,  patéticos  o fomes pasan por algo, por algo que tendrá significancia o quizás no tanto, pero que a fin de cuantas está determinando algún detalle o protagonismo de algún momento a posterior. Las cosas al azar - o simple suerte o compleja mala suerte - no me dan una respuesta lógica a todo lo que puede llegar a  significar una situación “fortuita”. Esa tarde cuando iba en el auto en dirección a la clínica con los regalos, apareció una reflexión que me acompaña desde pequeño, que tiene que ver con situaciones idénticas  que pasan al mismo tiempo, por ejemplo: recuerdo haber pensado, en más de una ocasión, mientras estaba en el baño haciendo alguna necesidad fisiológica, cuantas personas al igual que yo están en este instante haciendo lo mismo; o en el momento de una exquisita acción sexual y en pleno éxtasis orgásmico, cuantos seres humanos estarán en este preciso instante en el mismo éxtasis  … me intriga ,no sé por qué motivos, ese tipo de voyerismo coincidente y paralelo.
Escuché voces…le pregunté a mi señora a qué hora habían llegado y me respondió que hace como dos horas,  que tenía pinta de simpática la niña, que había llegado con la mamá y con  una niña que presentaba un claro síndrome que no sabía cuál sería (por la apariencia física, argumentó) y que había escuchado que esperaba por una cesaría, me dijo. Yo desde el lugar de la cama donde  me había sentado solo podía ver la parte posterior de un hombro y el brazo de, al parecer, la madre de la compañera de habitación. El biombo no lograba separar los dos ambientes del todo. En el baby shawer del colegio tomé bastante bebida así que venía con unas ganas inmensas de mear, me levanté de la cama y le pasé un par de regalos que tenía en una de las bolsas para que los abriera y le dije que iba a mear, que no me aguantaba más. El baño estaba casi justo al medio de la pieza más cargado hacia el lado de la vecina, doy dos pasos  hacia mi objetivo urinario y quedo frente a la cama de la vecina. Hola le tuve que decir a ella, a la madre y a la hermana, que estaba sirviéndose  un vaso de agua mineral en la mesa móvil y lo botó al verme… Me puse colorado, nervioso y me sentí confuso, pude percibir claramente el asombro de las tres mujeres, la única que saludó fue la madre, la hija chica no dijo ni pío, la vecina de la habitación tampoco saludó, pero su cara se desfiguró.
Habíamos pololeado casi tres años   -también era su primer hijo-. Nos conocimos en la universidad y lo pasamos bien hasta que todo se pudrió debido a mi extrema y brutal  sinceridad, yo creía que en las relaciones de pareja no podían haber secretos y que el perdón existía  como existen las aves o como viven las mentiras entre nosotros. Pero ni perdón ni nada, me golpeo ese día tras la confesión, lo recuerdo clarito y con lujo de detalles. Estábamos hablando en las escaleras de las cachas del Alejo Barrios y yo le salgo con la confidencia. Me gritó mentiroso, bastardo, infame, que estaba inventando todo porque quería terminar con ella y no encontraba mejor excusa que inventar una historia….  me lanza la primera cachetada. Que no me podía creer, que era un poco hombre un  mentiroso….me pega otra más fuerte… Lloraba desesperada, fueron unas cuatro o cinco bofeteadas a pleno rostro, quede tres días con las mejillas rojas…se las traía la chiquilla. Anduve tras ella meses tratando de reconquistarla, pidiéndole  perdón, que el amor existe y que se puede perdonar…. claro, para mí era fácil, yo no tenía que perdonar nada, y  bueno, las cacheteadas estaban saldadas…  bien pegadas. Ella se metió con varios muchachos de la universidad a posterior  y se paseaba irónica por pasillos y bares de la mano, más cuando me veía pasar…. Entré en una oscura depresión.

Ese día y el posterior fueron extrañamente chistosos en la estadía de la clínica, tuve que saludar a muchos personajes familiares  y amigos de ella, que naturalmente conocí    - fueron casi tres años -. Me reconocían  y me saludaban extrañados, asumo que tenían que haber pensar algo así al verme en la clínica: “este loco que hace acá…”, “como es que se atreve a venir al parto de….si ya pasaron años”. Yo los saludaba a todos, orgulloso y canchero, con mi hija en brazos, paseándome de lado a lado en la habitación, haciéndole “cuchucuchu”, porque claro está, es cosa de buen gusto, mi hija es mucho más bella que la de ella… y se acabó.

miércoles, 8 de octubre de 2014



Un cigarro confunde
La niebla
Afuera
Frio…
Adentro...
una luz casual  
y…
“piensa en mí”
Ese aroma pesa
 pasa…afuera…
 Dentro…
“Piensa en mí cuando sufras”
Arriba…
ratones bailan.

“quitarte la vida”



Señales oportunidades lo mismo
 “lomismo”.
Todo caga todo  es abono.
Círculos
 Triángulos
 Cuadrados
No hay margen.
NoLos
 Mi nuevo nombre.
                                                                              Nuevos planes…                                                                         idénticas estrategias.
Pareciera que soy un inconsciente
Desde aquella caída de la larga escalera
Pareciera que la profecía se encarnó
Como aquella uña, la principal
No la más sucia
 ni la más contaminada
…la principal.
Pasemos a los planes
 a las estrategias
 para remediar lo del otro día
Sabemos de antemano no son nuevas
Por el contrario, parecidas.
 Sin embargo la canción no tendrá la misma melodía
Para eso pecamos de imaginería.
Y si bien todo caga, todo es abono
 Yo continúo dándome vueltas en lo mismo
Y aunque “lomismo” no es la enfermedad del lomo
Como lo sostenía el hermano de mi amigo
Lomismo siempre será lo mismo
 aunque usted me contradiga.


jueves, 2 de octubre de 2014


El pacto es de sangre
De tinto de paladar
Acá no caben las hadas ni la sangre azul
El pacto es real… con espadas
Con el galope ventricular
Tic tac tic tac tic tac

Afuera, se escuchan muchas risas
Y el soniquete de los motores de la noche
cantan igual que la semana pesada
…eso siempre será así y está bien
Pero el pacto es real
Como el aroma
 Como el temor del matadero

El juez...

El verdugo...

El cordero...

El pacto es real
Como tu periodo

Al rojo vivo.

El que pierde paga



El que pierde paga.

Dicen que hay que saber de geometría, los ángulos, segmentos, rectas, triángulos equiláteros e isósceles y cuanta cuestión más asociada a esta rectangular rama de las matemáticas. De que desarrolla la motricidad fina tampoco hay duda alguna. Se han escrito cosas   tales como que  permitió el descubrimiento de “las trayectorias parabólicas por ataque no horizontal”, por ejemplo, una cosa de locos… Pero este deporte de precisión no está bien evaluado por la población en general, por lo menos en estas latitudes de la vida, por el contrario, está asociado a personalidades desocupadas, carentes de responsabilidades y con mucho tiempo libre. Bueno, podría ser, ahora, ¿ hay algo de malo en tener tiempo “libre”?
! Envidiosos y esclavos moralistas: vamos a jugar pool ¡
A mí me enseñó a jugar un tío, un profesional bien evaluado, y nada que él tiene tanto tiempo libre ni ocho y cuartos, como para que se le tilde de algo…El tiempo libre, el ocio,  esos momentos  que permiten salir a matar moscas o comerse los mocos, por ejemplo, son una necesidad de primer orden, de lo contrario no estarías leyendo esto…. imagínate lo que diría un filosofo al respecto, aunque fuese el menor de todos.
 Villa Alemana, que es el lugar donde he existido siempre, es una ciudad dormitorio de gente que trabaja principalmente en lugares aledaños, menos en la misma ciudad, bueno por algo se le denomina ciudad dormitorio. Territorio situado en el valle del Aconcagua, donde las planicies están rodeadas de no tan altos cerros que nos observan a diario y dan cuenta de un paisaje familiar y sereno. La cuidad nunca presentó panoramas atractivos donde ocupar los tiempos libres, había una pista de patinaje que desapareció gracias al desarrollo, las canchas de futbol también sufrieron, gracias a los créditos hipotecarios, el teatro estuvo cerrado por años y los pubs brillaban por su decadencia. Así que había que buscárselas… el pool entraba como mierda en el wáter tras este acotado coctel de posibilidades. Así que nos hicimos asiduos al pool, digo nos hicimos porque fuimos varios, conocí a bastante gente ahí.
Había varios modalidades de jugarlo que dependían de la experticia de los  duelistas, la que practicábamos los más atrevidos  y aventajados,  era la Porteña, modalidad proveniente naturalmente de donde usted  imagina, en donde la capacidad de dirigir la bola blanca  era determinante a la hora de sacar ventajas en el juego ,y por otro lado,  contrarrestaba a lo que por ejemplo sucede en la variante Color, donde el azar o suerte (raja en muchos casos) puede ser determinante  hacia el triunfo o la derrota . La derrota implicaba pagar la mesa, el famoso Pierde Paga, claro, como en la vida, el que pierde….paga.

Así que continuaremos jugando a este atractivo y mal visto deporte, pero ahora sin mesa, sin bolas,  menos tacos ni tiza… Jugaremos a la compleja Porteña, en el trabajo, en la familia, en las plazas y las avenidas. A mover la blanca señores a dirigir su trayectoria, a dejar el azar de lado… Vivan las matemáticas y la geometría, que se muera el lenguaje y la poesía.