jueves, 28 de agosto de 2014



20:05 PM.


No es un otoño cualquiera. Son las 19:00 horas aproximadamente y es la segunda vez en el día que Nora vacía su cenicero  lleno de colillas en el basurero. Basura es una palabra que Nora no ocupa mucho, le pasa lo mismo con soledad y sufrimiento. Afuera el viento es fresco y agitado. La mujer saca la pala y la escoba, como lo hace todos los días en una rutina perfecta y comienza a  barrer las hojas que han partido a descansar fuera de su puerta, en el pasillo de su vida.
Su casa, su marido   y las proyecciones familiares  son su vida.  Todo está idealizado mecánicamente en su cabecita, proyectado como en un telón blanco  insondable. No tiene un trabajo remunerado. Su casa es su trabajo, es jefa, empleada y mujer. De pocas amigas. Nora es guapa aunque no se asume como tal. Usa el pelo tomado siempre. Va a la iglesia todas las semanas.
19:35, Nora lo sabe por qué el reloj de la muralla le habla minuto a minuto. Debe haber tenido problemas con la locomoción, piensa. Su marido siempre llega antes de las 19:20. Prende otro cigarro. Baja el volumen de la radio y abre la puerta como esperando verlo entrar, pensó que lo podía sorprender, cierra la puerta y se ríe infantilmente terminando la jugarreta para sí. Entra a la casa y sube al segundo piso. Piensa en ordenar algunas cosas que se le haya escapado, algún adorno que no quedó en su lugar, los cosméticos o alguna cosilla fuera de su puesto, pero se da cuenta de que todo está en orden, menos ella. Se mira al espejo, se peina nuevamente. Baja  y el reloj la sorprende insegura. Prende otro cilindro y se sienta sobre el sillón que les regalo su bisabuela cuando se casaron. Siente unos pasos, sí, es él. Rauda se pone de pie y abre la puerta mostrando sus blancos dientes en una sonrisa transparente. No ve a nadie. Pasmada, frunce el ceño y se queda en sus pies… no hay nadie…los gatos, piensa. Sentada nuevamente en el sillón, su mirada se queda fija en el cuadro que su marido colgó hace meses, un cuadro de pintura que no entendía mucho y que le deba un poco de recelo - un hombre que camina por un sendero situado en un paisaje desértico, el hombre rompe el  fondo como saliendo del plano o de la tela y continua su caminar, mismo sendero, mismo paisaje…así tres veces la misma fórmula, como que el protagonista del cuadro pasa etapas en un juego de videos games pero sigue con su mismo traje, en el mismo camino y en el mismo paisaje - .

Nora  pensó que podría ser ella misma la de la pintura, pero que significaría eso, reflexionó. Se escuchan unos pasos, no hay duda, son los de su marido. Salta del sillón y sale al pasillo a recibirlo. Nada. No está. Le dice a viva voz que no se esconda por ahí, que  ya lo escuchó llegar. Nada, nadie responde a sus palabras. Me estoy asustando, le grita, déjate de tonterías, insiste. Nada, nadie responde. Prende un cigarro y se queda ahí parada, hace un poco de frio y se envuelve en sus brazos. Sabe que los pasos que escuchó son los de su hombre. No entiende la situación. Entra nuevamente, ahora angustiada. Mira hacia la cocina y se da cuenta que no ha puesto la mesa, es la hora de once. Enciende la tetera, arregla la mesa con dulce de membrillo y mantequilla. 20:05. Escucha ruidos, pasos. No son los de su amado, hay voces. Tocan la puerta. Es la policía  con una mala noticia.

martes, 26 de agosto de 2014



De noche. Poca gente en la  calle. Humo entre sus dedos y la convicción. Pasan pocos autos. Un gato cruza la calle, se miran. Camina hacia la otra esquina. Hoy será su noche más larga. Acá hay más movimiento. Mira en 180° .Saca el espejo de bolsillo. Dolor de guata. Miedo.  Larga cesantía. Tres hijos. Termina esa convicción  con el cigarro aplastado. Mucha colonia en la esquina. Es su primera vez. Se sube al auto. Ya no es la misma mujer.


Es el  espejo quien secuestra todo arrebato
Y nada lo convence ni asombra
Las tareas laborales son acosadas por comentarios de pasillo
Al parecer hablar a la cara es un tema de carácter secundario
Mi carácter designado for ever transita en todas direcciones
Pero la cara  de hueon hay que mantenerla inteligentemente afable
Ayer sonreí con el chiste  que escuche en el colectivo, fue un rato agradable
A la hora que el chofer no causa ese efecto en mi carácter me bajo y camino a pie
A pie se puede pensar en casi todo o accionar para no aburrirse de avanzar tan lento: mirar el paisaje, contar aves, no pisar nunca una piedrecilla o inventar chistes buenos o malos
Porque estamos rodeados de buenos y malos personajes como chistes, no basta con apagar la tv
O ser independiente o autosustentable o pro
Sumemos a todo y a más que hay que tener ojo, ser vio, pero un buen ojo, un ojo vivaz…es válido ocupar gotitas, o gafas de mil
Discernir siempre lo que se oye en los pasillos
O simplemente no sacarse los audífonos nunca
Limpiar bien el espejo antes de ser secuestrado por los arrebatos
Tener un buen filtro uv & humano & filtrar de vez en cuando
“De vez en cuando” es otra de las asignaciones temporales que debiesen reivindicarse
Así como el “para siempre” debiese desaparecer para siempre
Y el “más rato” debiese acotarse… sobre todo después de almuerzo.
El espejo es el objeto que debiésemos considerar por sobre los demás
Más que la tasa del baño
O que el refrigerador
Es el espejo el que nos muestra nuestras caretas
La mentira nunca se verá reflejada en él, y el tiempo es objetivo ante sus ojos
Aunque entre toda la luz o estemos absolutamente a obscuras
Aunque este trisado, sucio o sin un marco de referencia.

jueves, 21 de agosto de 2014



Señales, oportunidades, lo mismo, lomismo.
Todo caga todo  es abono.
Círculos triángulos cuadrados no hay margen.
NoLos Saulo  Hank  Céline
 Mi nuevo nombre.
Nuevos planes… idénticas estrategias.
Pareciera que soy un inconsciente
Desde aquella caída de la larga escalera
Pareciera que la profecía se encarnó
Como aquella uña
No la más sucia, ni la más contaminada…la principal.
Pasemos a los planes a las estrategias- para remediar lo del otro día-
Sabemos de antemano no son nuevas
Por el contrario parecidas.
 Sin embargo la canción no tendrá la misma melodía
Para eso pecamos de imaginería.
Y si bien todo caga, todo es abono
 Yo continúo dándome vueltas en lo mismo
Y aunque “lomismo” no es la enfermedad del lomo
Como lo sostenía el hermano de mi amigo
Lomismo siempre será lo mismo, aunque usted me contradiga

martes, 19 de agosto de 2014

Pensaba en cosas en las que últimamente no he pensado mucho
Que  se puede recordar con imaginación
Que anticipando la jugada ganaras (taca taca)
Que estar al borde del centro es choro
Que ayer no pude despertar jamás
Pensaba también en cosas pasadas de moda
En Asimov

En mis shores cortos del verano aquel
En  platillos voladores trucados
En la plasticina entre las uñas
En ser profesional a tiempo completo
En formar una familia occidental
En  tatuajes
Pensaba
Además de lo anterior
En consecuencia de nada
Que el pensamiento piensa por si mismo
A no ser por lo desubicado del acto reflejo
Pensaba que…  pensaba que… pensaba
Pensaba...
Y todos felices y contentos

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                                                                                        La operación

No podías  dejar rastro alguno y para eso tenías que girar el desatornillador suavemente sin presionar demasiado, ya que en algunos casos, era fácil delatarse al sacarle un poco de pintura a esos pequeños tornillos, sobre todo si eran negros. Una vez sueltos todos  llevabas el cincuenta por ciento de la operación resuelta, lo difícil venia después, en teoría.
Costaba conseguir la música que escuchábamos, música underground, parafraseábamos orgullosos. La red de  contactos era limitada y siempre te  pedían algo a cambio, por lo general otro casete, una especie de trueque musical; otros te pedían dinero a cambio por la grabada, el trueque era lo mío, el dinero escaseaba en casa y en mis bolsillos.
Tenía trece o catorce años, un pendejo vestido de negro y con poleras  con vistosos estampados, por lo general pintados de sugerentes colores oscuros. Recuerdo que unos primos me molestaban por mi tendencia, me decían que me  creía malo , “jajajaja” , yo los ignoraba, ellos no tenían la seguridad al mirar a los ojos, menos una caminada con estilo -un balanceo con flexión de rodillas acompañado de un melódico movimiento  de hombros al avanzar- ,todo un estilo al mover los pies, si no tenias un estilo al caminar ni casetes que truecar no podías ser un “thrashers”, serias  como los demás, como la masa común y corriente, como los que caminaban recto y con sus peinados gomina… como mis primos, como todos  aquellos que no sentían una especie de malestar al abrir los ojos a diario y al anochecer.
Ya había conseguido suficientes casetes y una polera de una banda gringa, los gringos son igual que los ingleses o que los alemanes o que los judíos en asuntos metaleros, no hay ideología política aquí, hay casetes, poleras  y un grupo de amigos que te validan, nada más importa.
Los casetes ya abundaban en mi pieza, excelente: una pieza empapelada de caratulas de vinilos fotocopiadas en blanco y negro y posters de chascónes enojados… y coleccionar cada vez más casetes te daba cierto estatus, claro, podías intercambiar opiniones con los mayores del grupo de amigos, exigir a la hora del trueque y pedir el ultimo LP de la banda en cuestión. Todo era jerárquico, entre más casetes, poleras y  pelo largo, mayor validación. El cariño escaseaba también en eso tiempos.
 Con bastantes casetes, la mayoría piratas, claro está,  lo que empezaba a tomar relevancia eran la calidad de las grabaciones, el sonido. Tanta prostitución de cintas  deterioraba el producto, eso lo tenía más que claro, no siempre se podían copiar directo de vinilos… los cds aparecieron a posterior.
Una tarde, lo recuerdo claramente, fui a visitar a mi amigo de costumbre, este estaba en su pieza escuchando una banda nueva que le había llegado del viejo continente, creo que era Leviathan, y tenía sobre su cama dos casetes abiertos con las cintas afuera, le pregunte si era su radio la que había hecho el daño y me dijo que no, que estaba “operando”. Me reí y no hice comentario alguno, solo seguí observando la maniobra con suma atención. La operación, en resumidas cuentas, era abrir el casete, previa grabación, cambiar la cinta “original” por la que habías grabado, de esta manera te quedabas con la cinta que te habían prestado. Cuando devolvías el casete no habrían sospechas inmediatas ya que la cascara del casete era la misma, lo que no venia dentro era la cinta original.
Así, debo confesar 20 años después, cagué a varios de mis amigos, nunca nadie me dijo nada, pasé piola.

“Ni tan arrepentido ni encantado….”

lunes, 18 de agosto de 2014






Desperté con los ojos abiertos
Y la visión fue categórica
Dejo todas las cosas  a medias
El largo de la barba la tasa de café
Siete cuentos y no sé cuantas canciones
La felicidad...


No sé si contigo pasa igual
No que tú dejes a medias las cosas que haces
Si no que yo te deje a ti a medias
Eso sería terrible
Aunque quizás no me interese tanto
Pero no me digas entero  egoísta
Parece que no entiendes del todo
Te digo que las cosas las dejo a medias
Mi ego es medio
Soy medio simpático
Mi curso es segundo medio
Yo soy un medio
Solo un medio

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Ella desarrollaba un Sudoku
Mientras yo le daba a Bertoni
En un tren sin desayunar



El valor de la prueba
(Mención honrosa, concurso literario "Mi vida y mi trabajo, 2013)



¿Tení la dos?
Sí, espera…
Ya poh hueón, me falta  la dos, la seis y la siete.
Si hueón espera…
No me  puedo sacar menos de un seis, pensaba para sí y  se mordía intensamente la puntilla de su dedo anular, los nervios lo invadían completamente, había estudiado bastante para el examen pero tenía antecedentes  de quedar bloqueado ante situaciones similares.
Ya poh hueón, empezaron a entregarla -mascullaba hacia Enzo, el compañero que estaba justo detrás de él, mientras la profesora  atendía unas dudas de otro compañero al otro lado de la sala de clases-.
El ambiente de la sala de clases denotaba cierta tensión, especialmente en algunos. No todos los estudiantes dependían de esta nota para verificar si pasaban de curso o no, o dicho de otro modo  “pasar a  la otra  etapa”, del periodo escolar (el extenso periodo escolar) al universitario o al laboral o al pre universitario o directamente a un periodo de desocupación. La situación de Miguel Penas era particular, necesitaba una nota mínima, que no lo era tanto, para poder avanzar a la otra fase de la vida. Es inimaginable el valor y significado que puede tener una prueba para algún chiquillo, más en los últimos periodos del año escolar, para que hablar de las pruebas de selección universitaria, uf: “intelectualmente tu no sirves para esto u esto otro”, me da la impresión que  es eso  lo que nos indican estas pruebas estandarizadas. Bueno, así no más.
Ya había perdido un año cuando repitió el año antepasado, o dicho de otro modo, ganado uno en el colegio,  no quería seguir ganando más años, además,  necesitaba salir de cuarto para ponerse a trabajar a tiempo completo. La PSU le daba lo mismo,  sabía que la universidad no era lo suyo, una pérdida de tiempo pudiendo trabajar y ganar plata. En su casa las cosas nunca anduvieron  bien  económicamente, el trabajo de su madre como asesora de hogar permitía cubrir someramente las necesidades de la casa. La relación con  ella no era de la mejor, sus personalidades siempre chocaban en discusiones ásperas sobre todo en lo que refiere a los “puntos de vista”, ella siempre tenía la razón, no había forma de contrariarla y cuando esto pasaba ella recurría a decir que le estaba faltado el respeto, así no se podía, pensaba siempre Miguel.  Sus hermanastros estaban creciendo  y eso acrecentaba algunos gastos. Las lucas cuando se mostraban siempre se mostraban escasas. De su padre solo sabía el nombre y solo el primero… nunca mandó dinero. Así que terminando el colegio se  pondría a trabajar con su tío, ya estaba conversado, su tío Pacheco, su gran tío, el admirable,  el referente, la imagen paterna que Miguel necesariamente  diseñó para sí cuando era bastante niño. Se pondría a trabajar como ayudante en su mueblería, un oficio que le gustaba de sobremanera, eso le permitiría la tan añorada independencia, valerse por sí mismo, comprarse sus cosas, un amplificador de mejor calidad para su guitarra eléctrica, ya que su viejo marshall  no satisfacía las necesidades en cuanto a la potencia del sonido, para el  proyecto de banda de rock que estaban emprendiendo junto a sus amigos. Además le pasaría unas lucas mensuales a su madre, ella nunca le pediría plata, lo sabía, pero tendría que aceptarlas no más, para el bien de los niños, claro está.      Siempre pensó en trabajar con sus manos,  el olor a aserrín, el poder crear y moldear a su antojo algún pedazo de madera, el tallar y dar formas, pensaba   mientras esperaba que Enzo Paz le pasara en algún papel las respuestas; así habían quedado de acuerdo en el recreo anterior.
De pronto se ve volar del otro lado de la sala, del lado donde está colgado el calendario -un calendario que presentaba caricaturas de todos los compañeros de curso dibujado por Miguel Penas-, un papel arrugado en forma de pelota que cayó a los pies de la profesora.
¿Quién lanzó ese papel? Que entregue la prueba y salga de la sala ahora mismo, sentenció irritada la profesora.
El silencio se convirtió en risas. Nadie asumió.
 Es el colmo, ni en una prueba pueden mantener la seriedad, dijo un poco más calmada la profesora.
Las risas siempre deberían ser a secas, sin ruido, un puro movimiento de labios y se acabó,  así son más autenticas y no quedan sujetas a cuestionamientos ni subjetivismos, pensó Miguel. Él no  se rió en ningún momento, de ninguna manera, su situación no ameritaba ni risas ni sonrisas, es más, trató de aprovechar la situación para apurar a Enzo con las respuestas. Estaba en eso cuando la profesora observa algo sospechoso en Miguel, lo queda mirando y levantando sus grandes cejas  le dice a viva voz: ¿le pasa algo señor Penas? cámbiese de puesto mejor será, venga a sentarse acá en mi puesto. El rostro de Miguel Penas se desfiguró, se levantó de su puesto lentamente mirando a Enzo,  que a su vez, asustado, guardaba  el papel con las respuestas en su bolsillo.
¿Cómo chucha le paso el papel ahora? Pensó Enzo y con justa razón, ahora Miguel estaba lejos y solo.
¿Pero profe por qué me cambia de puesto?, no hice nada, interpeló Miguel a la veterana.
Por precaución señor Penas, ¿algún inconveniente…?
No, ninguno, respondió con voz cortada Miguel.
Su cara se había puesto completamente roja, la respiración se le aceleró, sintió  mucha rabia, rabia con la profesora, rabia con Enzo, y sobretodo rabia consigo  mismo. Se sentía tonto, había estudiado dos días enteros para el maldito examen  de Química y no le valió de nada, estaba en blanco, los compañeros se levantaban lentamente uno a uno  y dejaban la prueba dada vueltas sobre el banco que estaba justo al su lado, la veterana seguía de pie ,cual cancerbera, la situación se visualizaba mal. Trató de girar para dar con Enzo pero la profesora interpuso su fría mirada. Seguía rojo, se pasó la manga del polerón por su frente mojada de sudor, pensó en su niñez, en la cancha, en el juego “el 25” y lo bien que lo pasaba con sus amigos dándose  patadas y chuteando la de cuero. Un compañero entregó la prueba y lo quedó mirando como queriendo decir tranquilo Penas, concéntrate,  Miguel lo miró pero no  lo vio, seguía pensando y en su cabeza pasaban imágenes cada vez más rápidas. La profesora dice que les quedan cinco minutos,  Miguel la escucha lejos, como un eco. Recordó el paseo a la montaña y los caballos que cabalgaron con su Tío Pacheco, el de la mueblería, y los gritos que daban al viento y las montañas que devolvían los gritos en ecos. De pronto, se vio nuevamente sentado ahí, el mismo banco, la misma prueba de Química, el mismo colegio pero ya no con sus compañeros en la sala, ya no estaba ese calendario que con tanto cariño había pintado. Tiritaba, su vista apuntaba a la prueba como quien mira por un tubo o callejón  insondable, tenía tomada  su lapicera fuertemente con su mano derecha que presionaba fuertemente contra el banco. No había escapatoria,  no estaba en condiciones de pasar por lo mismo otro año más, no, eso no, su madre se desilusionaría nuevamente de él, ¿qué hacer? Pensó en su padre, mejor  dicho en el nombre de él, ¿qué pensaría él de todo esto, de tener un hijo perdedor y disminuido intelectualmente?, qué importa lo que piense ese viejo culiao se dijo, se secó nuevamente la frente con la manga de su polerón frunciendo el ceño, cerró fuertemente sus ojos cubriéndose con sus dos brazos, pegando su frente contra el banco y la prueba.
Enzo que ya no podía hacer nada, se puso de pie y entregó su prueba,  se paró frente a Miguel y lo quedó mirando con cierta pena, con cierta tristeza.



viernes, 15 de agosto de 2014



Me dio mal el vuelto, supuse
Me entere después, cuando pague al micrero
Nunca cuento los  vueltos
No por confiado sino por flojo
Entre sostener lo que compré… arreglar los fonos de mp3….y
guardar el monedero…y mas encima contar el vuelto de la eñora…
Además no tengo por qué dudar de los cálculos matemáticos de mi prójimo
Menos cuando la cara es afable, esas caras que te dan ganas                                                                                                                                               de conversar
Esas caras en las cual confiabas de pequeño
Yo confiaba es esas caras, las buscaba…como buscando a alguien…
Bueno…no conté el vuelto
Y quizás me cagó y se acabó
Te estás dando cuenta de lo que hablo…?
De que hay que contar el vuelto…
De que confiamos en las caras amables…desde broca
De que si la vieja hubiera tenido una estampa amarga
Con surcos en la piel, y malas cejas, y esa colonia como aura
La desconfianza hubiese aparecido y hubiese contado hasta los pestañeos…
Es increíble cómo se depositó esa imagen decadente: pensamiento/formadeactuar/prejuicio/tontera
En la manera que tengo de visualizar a mis pares…a los otros…
Pero madure… y medité…
Ahora solo pago con sonrisas

Y tengo hambre 

jueves, 14 de agosto de 2014




La naturaleza de las cosas no es el tema de fondo
naturalmente no
Lo que explica tan aberrante acción
aberra más que la acción misma
claro está
Mejor apaguemos la memoria
mejor o escondamos los cables el algún lugar indescifrable               


en otro idioma
Mejor miremos  desde la ventana
y respiremos profundo
prendamos  un humo                                   
continuemos
Ya sabemos que había una buena intención detrás de semejante salvajada
también sabemos que junto  a una buena intención 
existe
en
paralelo
un usurpador descriteriado
que está ahí para sacarle partido a tu idea 
a tu visión
a tu mierda particular.                                            

miércoles, 13 de agosto de 2014



Entre entrar al bar y sudar en el gimnasio
Elijo  permanecer sentado en la acera mirando al caracol  pasar y sonrío
Algunos se inventan consignas y slogans old schools
Otros cosechan  en sus espejos poses y posturas
Desbordados de miosina y actina 
Enguatados de bebidas isotónicas
Mientras en la biblioteca
El muchacho busca en solitario la pagina  que otro sacó en un momento de infortunio
La próxima vez que valla al gimnasio dejaré sobre la banca
Un libro de Dostoyevski y me robaré la trotadora para dejarla afuera del baño en el bar
Pero sé
Las cosas no cambiarán de  forma ni de aroma

Si las cosas no se mesclaran
Si la razón no fuera movida por alguna fuerza
Solida gaseosa liquida plasmática
Si la escultura de mármol  allá en la antigua Creta
Hubiese sido cantinflera debilucha  rantinfusa
Y el escultor nunca hubiese visto el mar bailar en la orilla
Las plantas nos gobernarían, ahora, bajo la peor dictadura

Hasta convertir a todo ser viviente en un caníbal ególatra.

martes, 12 de agosto de 2014




Pausado el momento la mente en blanco
La mirada recoge recuerdos  letárgicos
Los aromas asoman vestigios otoñales  cansados
Todos podemos ser mejores decía el viejo
Mirando descalzo
Chupando el mate amargo
Todos podemos si queremos
Coreaba la música en la radio                 
Todos no son todos querido & cándido


Pesimismo
Abnegación
Miles de nudillos en sangre
Cientos de poemas rotos
Yo no quise ser negro yo no quise ser blanco
Y las manifestaciones cada vez tienen más desarmados
Te propongo un trato
Un chocolate bien amargo con tabaco de pelillos blancos
O bailar en el centro de la pista

                                                       con el pie cambiado


Zapatilla conver.

Me dieron solo una hora para hacer este escrito y mostrarlo en la agencia. Nada de tema, nada de ocurrencias, una hora para demostrar que sí era capaz de escribir, no sé si bien o mal, pero capaz. Necesitaba el trabajo, había renunciado a la docencia hace meses y ya no tenía un puto peso. Si quieres ser escritor, me dijo el libro aquel que leí hace unos años, tienes que serlo, solo escribe, no hay dos oficios acá, están tus limitadas ideas, el teclado, esa pantalla sucia y se acabó, ha escribir.
 Me fui directo a la plaza que se ubicaba a dos cuadras del lugar donde tenía que entregar el “desafío”, me senté cómodo y prendí el computador y un cigarro. La batería del aparato acompañaba a la perfección  al ejercicio ya que solo le quedaban 50 minutos, así que manos a la obra, a presión trabajamos mejor, o por lo menos eso dicen algunos, y si algunos lo piensan de esa manera, lo más probable que así  no sea. Estoy perdido… además me quedan solo dos  puchos más.
Recordé algunas anécdotas de juventud y comencé por ahí, esos recitales llenos de gente, cada uno tratando de buscar el desenfreno a como dé lugar, la música tan alta que apenas podías conversar contigo mismo y difícilmente con los demás personajes. La gente, aquellos amigos desconocidos, estaban ahí solo para adornan el paisaje… nada serio, nada sustancioso. No fue lo mejor  la juventud pero fue. No costaba mucho sorprender a los pares para jerarquizar las relaciones, bastaba la seguridad en el discurso, manejar algunos códigos y por supuesto saber de  que la banda “x” grabó el año tanto y que los “y” no eran de Londres si no de San francisco. Bueno… todo eso lo manejaba al revés y al  derecho  y con estilo…había que manejar algo a esas alturas de la vida… lo del estilo, un vil recurso literario.
Ese día fui con un  amigo, el de costumbre por aquellos pasares, al recital de la banda de rock punk, “los mejores charchas” creo se llamaban. Él vestía radiante su abultada ponchera con una polera de Mano Negra que  había robado de una tienda seudo undergraund unos días atrás, eso le daba realce a su  look de intelectual póser: barbudo, polera de banda rockera, lentes con marco grueso y unos potos de botella dignos de Giovanni Papini en el peor momento de su vida ocular, y la shirt robada, claro, se creía macanudo. Bebimos como de costumbre antes de llegar al evento. Ese día hacia bastante frio, creo que era invierno y las calles estaban húmedas de una lluvia cercana, así que las chaquetas de cuero eran necesarias no solo para acrecentar la seguridad de los parroquianos asistentes si no también ayudaban a menguar el punzante frio nocturno. Llegamos al lugar. Hicimos cola de dos minutos no más ( la banda no eran nah los Clash po guasho ). Entramos. La memoria juega equívoca.
Siempre te encontrabas con personajes que no veías a menudo… o muy borrachos o muy drogados, siempre lo mismo. Creo que nos veíamos todos de la misma forma. A los minutos nos vimos conversando amistosa y calurosamente con unas chiquillas que se asomaban aventureras… que estudiaban artes, que les gustaba el rokanroll, que si teníamos papelillos, que de donde éramos, que cuanto te costó la polera, que compremos mas chelas a medias, que me gustan  tus patillas…Eran tres, guapas todas, una era la que sobresalía por sobre las otras dos. Digo guapas todas pero lo más probable es que haya sido solo la morena la verdaderamente guapa, las otras dos quizás simpáticas, pero guapas no creo. Por esos días practicábamos, mi amigo y yo, la constante derrota ante el género opuesto, no nos pescaban ni las putas cesantes. Eso duró bastante tiempo, creo que uno transmite la negatividad cuando anda sumido en esos estados de antipatía y amargura, por lo demás las mujeres son más perceptivas que nosotros, dicen ellas.
La cosa es que empezó la música en vivo, la tocata en sí, y cuando busqué a la  morena guapa no encontré a nadie, la gente se había desplazado hacia donde estábamos nosotros (cerca del escenario) y se apagaron las luces quedando absolutamente solo en el lugar. Bebí lo último que me quedaba del vaso de plástico y encendí otro cigarrillo. La sensación fue similar a muchas anteriores, estaba solo rodeado de gente que se suponía eran pares, gente con inclinaciones y costumbres similares a mí. Rara la sensación lo recuerdo como si hubiese sido ayer… han pasado más de quince años y me desconozco totalmente. Miraba atento las caras y caretas de los que me rodeaban,  la pareja del fondo se ocultaba en la poca luz del lugar, él le paso su mano por la espalda y bajo hasta sus nalgas…Me vi nuevamente solo, recordé que hacía mucho tiempo que no besaba a una mujer y menos sentir el cuerpo fémino de una chiquilla. Fui en busca de otra cerveza y continué en mi mundo personal con cierto toque melancólico.
La música ya se sentía buena, con onda, la cerveza en el punto exacto en que mueren los intrínsecos y nacen los cancheros. Comenzó el baile, nos movíamos con desenfreno y agilidad. En lo personal me gustaba ese gasto energético del baile mosh/slam, se sudaba rabia y se cantaba siempre en el tono correcto. La gente se abalanzaba de un lado para el otro, muchos recurrían al movimiento direccional en círculos… se generaba una especie de centrifuga humana. Mi amigo me descubre con su mirada saltando a unos diez metros de distancia, me hace un gesto como diciendo “esto está bien hermano”. De pronto, siempre en el movimiento esquizofrénico, amagando a los mas eléctricos, siento que me pisan el talón y mi zapatilla izquierda se desprende de mi píe. El calzado salió como si tuviese vida propia y la perdí de la vista inmediatamente. Y, entre evitando que me pisaran el pie desprovisto y entre buscando desesperado con la vista la zapatilla perdida logro visualizarla por dos segundos al otro lado de la sala, por el aire. Me muevo rápido hacia ese sector y nada, ni rastros de la perdida. Me quede parado en un rincón tratando de calmarme y mirando cada sector de los pies que se movían aun con la canción. El tema de la banda en vivo para, se termina, y los pies de la gente también pausan, era el momento indicado, pero el baterista inmediatamente golpea sus baquetas en señal de que comienza el rock nuevamente y la gente con más ganas y en mayor cantidad comienza a empujarse y a danzar al ritmo de unos desenfrenados riff de guitarras eléctricas –parece que el tema que suena es el hits, todos bailaban a gusto o disgusto, dependiendo de cómo se mire -. La cosa es que me urgí de manera brutal, ya me visualizaba llegando con una chala menos a la casa, con todo el pie húmedo, el resfriado y cuanta desgracia más. Sumemos a eso lo que cuestan los pares de tillas…mal.
Me quedo parado al margen del movimiento humano mirando en todas las direcciones haber si aparece la desgracia por algún lugar del recinto. La imagen solo muestra colillas de cigarros, vasos plásticos, líquidos alcohólicos que humedecen el piso y una senda cantidad de bototos, zapatos y zapatillas en movimiento. Siento una mano que me toma por el hombro, de inmediato pienso en mi amigo, hace rato que lo había perdido de vista, me giro y es la morena, la chica realmente  guapa del grupo de estudiantes de artes que habíamos conocido hace ya media hora atrás, calculo.  Mi suerte es la mierda misma, se me acerca coquetonamente la desgraciada en el momento en que yo solo quiero mi zapatilla perdida…me dice que vallamos por una cerveza esbozando otra sonrisa insinuante…no sé qué decirle… apenas puedo avanzar con tanto ser humano saltando y empujando…la situación no me acompañaba. Estamos en eso, ella me reitera que fuéramos hacia la barra en busca de brebajes,  cuando giro la vista hacia el tumulto y ahí está, en el suelo, mi zapatilla. No pienso en nada y me abalanzo sobre ella. Fue un piquero grandioso, un tremendo rechazo a lo Michael Jordan pero hacia el suelo, hacia mi zapatilla. La tomo con mis dos manos riendo a carcajadas, feliz, ahora sí podría irme con la chica a alguna andanza. Me agacho en cuclillas para ajustármela en mí, a esas alturas al frio pie izquierdo, y me incorporo altivo, locuaz. Ella no estaba, se había ido… la vi un rato después con otros rockeros bebiendo y riendo.

Ni siquiera me despedí de mi amigo, le conté la anécdota al otro día por fono, no me sentí derrotado por la pérdida de la dama, siempre número dos en tu lista, al contrario camine recto y seguro hacia mi hogar…nuevamente podía avanzar a paso seguro y pisando fuerte.


II

Voy  a salir corriendo de mí
Espero que sean días & días de correr & correr
Hasta que caiga abatido
Sin fuerza alguna
Para no poder forzar nada

Nunca más



Despilfarro de ideas como ejercicio intelectual
Mirada sensible ente particular
Dos cafés cargados de nada
Tostadas con metáforas en trozos
Y música para  oídos sordos
Entre líneas no hay sueño
Pero las imágenes lo dicen todo
 El que quera escuchar que lo haga
El que quiera rebuscar que se pierda
La pelea es sin guantes de box
Y el ring   de cemento

                                    La poesía no tiene límites

                                                    ni fines