jueves, 2 de octubre de 2014

El que pierde paga



El que pierde paga.

Dicen que hay que saber de geometría, los ángulos, segmentos, rectas, triángulos equiláteros e isósceles y cuanta cuestión más asociada a esta rectangular rama de las matemáticas. De que desarrolla la motricidad fina tampoco hay duda alguna. Se han escrito cosas   tales como que  permitió el descubrimiento de “las trayectorias parabólicas por ataque no horizontal”, por ejemplo, una cosa de locos… Pero este deporte de precisión no está bien evaluado por la población en general, por lo menos en estas latitudes de la vida, por el contrario, está asociado a personalidades desocupadas, carentes de responsabilidades y con mucho tiempo libre. Bueno, podría ser, ahora, ¿ hay algo de malo en tener tiempo “libre”?
! Envidiosos y esclavos moralistas: vamos a jugar pool ¡
A mí me enseñó a jugar un tío, un profesional bien evaluado, y nada que él tiene tanto tiempo libre ni ocho y cuartos, como para que se le tilde de algo…El tiempo libre, el ocio,  esos momentos  que permiten salir a matar moscas o comerse los mocos, por ejemplo, son una necesidad de primer orden, de lo contrario no estarías leyendo esto…. imagínate lo que diría un filosofo al respecto, aunque fuese el menor de todos.
 Villa Alemana, que es el lugar donde he existido siempre, es una ciudad dormitorio de gente que trabaja principalmente en lugares aledaños, menos en la misma ciudad, bueno por algo se le denomina ciudad dormitorio. Territorio situado en el valle del Aconcagua, donde las planicies están rodeadas de no tan altos cerros que nos observan a diario y dan cuenta de un paisaje familiar y sereno. La cuidad nunca presentó panoramas atractivos donde ocupar los tiempos libres, había una pista de patinaje que desapareció gracias al desarrollo, las canchas de futbol también sufrieron, gracias a los créditos hipotecarios, el teatro estuvo cerrado por años y los pubs brillaban por su decadencia. Así que había que buscárselas… el pool entraba como mierda en el wáter tras este acotado coctel de posibilidades. Así que nos hicimos asiduos al pool, digo nos hicimos porque fuimos varios, conocí a bastante gente ahí.
Había varios modalidades de jugarlo que dependían de la experticia de los  duelistas, la que practicábamos los más atrevidos  y aventajados,  era la Porteña, modalidad proveniente naturalmente de donde usted  imagina, en donde la capacidad de dirigir la bola blanca  era determinante a la hora de sacar ventajas en el juego ,y por otro lado,  contrarrestaba a lo que por ejemplo sucede en la variante Color, donde el azar o suerte (raja en muchos casos) puede ser determinante  hacia el triunfo o la derrota . La derrota implicaba pagar la mesa, el famoso Pierde Paga, claro, como en la vida, el que pierde….paga.

Así que continuaremos jugando a este atractivo y mal visto deporte, pero ahora sin mesa, sin bolas,  menos tacos ni tiza… Jugaremos a la compleja Porteña, en el trabajo, en la familia, en las plazas y las avenidas. A mover la blanca señores a dirigir su trayectoria, a dejar el azar de lado… Vivan las matemáticas y la geometría, que se muera el lenguaje y la poesía.

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